Cada 20 de mayo, Uruguay detiene su marcha para recordar. El “Nunca Más” se ha convertido en mucho más que una fecha en el calendario: es un símbolo nacional de memoria, justicia y compromiso democrático. Es el día en que recordamos el asesinato de Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Rosario Barredo y William Whitelaw, ocurrido en 1976 en Buenos Aires. Pero también es una jornada que interpela a toda la sociedad sobre el valor de la democracia, la vigencia de los derechos humanos y el imperativo de cuidar nuestras libertades.
No se trata solo de mirar al pasado con dolor. Se trata de mirar al presente con responsabilidad y al futuro con compromiso. Quienes creemos profundamente en la democracia, más allá de nuestras diferencias partidarias, coincidimos en que la verdad y la justicia no son negociables. Pero no nos quedamos ahí: también construimos, cada uno desde su lugar, una defensa cotidiana y activa de la libertad.
Defendemos con convicción un sistema donde se pueda disentir, debatir, acordar o no, pero siempre dentro del marco del respeto y la institucionalidad. Sabemos que los riesgos de retroceder existen, y por eso la democracia debe ser fortalecida todos los días. Que el “nunca más” sea real depende de nosotros. No es un mandato externo, es una responsabilidad interna: cuidar lo que tenemos, lo que hemos construido entre todos, con errores, con aciertos, pero siempre en libertad.
Como hombre del Partido Nacional, entiendo la libertad como un valor esencial, no negociable, profundamente vinculado a la dignidad humana. Libertad para pensar, para expresarse, para vivir sin miedo. Libertad para disentir sin que eso signifique convertirse en enemigo. Esa es la libertad que defiendo, y por la que trabajo desde mi lugar. Porque decir “Nunca Más” no es solo mirar atrás. Es, sobre todo, un compromiso con el presente y el futuro de nuestro país.
Facundo Marziotte