Depresión: la nueva pandemia

En Uruguay, el 18% de la población ha sufrido algún episodio vinculado a ansiedad o depresión

La depresión es un trastorno de salud mental que afecta aproximadamente a 280 millones de personas en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Uruguay la salud mental ha sido puesta como prioridad desde una perspectiva de política pública, con un abordaje intersectorial, atendiendo a lo establecido por la Ley 19.529 de Salud Mental.

No es un síntoma de debilidad de carácter que se revierte con la sola voluntad de quien la padece. Un cuadro depresivo sin diagnosticar ni tratar de forma adecuada puede terminar en un intento de suicidio o la autoeliminación. Es causada por diversos factores y requiere de atención psicológica y médica, pero también de redes de apoyo y contención.

En 2020 se comenzó la implementación del Plan Nacional de Salud Mental 2020-2027, cuyo objetivo es “la promoción y prevención en salud mental, detección, atención y recuperación”.
Entre las acciones que se vienen desarrollando desde el Área programática para la Atención en Salud Mental del Ministerio de Salud Pública (MSP), se destaca un plan de capacitación para la detección y abordaje de la depresión, los intentos de autoeliminación y de la psicosis en el primer nivel de atención del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS).

En Uruguay, el 18% de la población ha sufrido algún episodio vinculado a ansiedad o depresión. Eduardo Katz, director de Salud Mental de la Administración de Servicio de Salud del Estado (Asse), sostiene que “la ansiedad o angustia es la madre de todas las enfermedades de salud mental” y que la misma “podría llegar a ser normal si uno padece un episodio como la pérdida de un familiar, la pérdida de un empleo o de un rol”.

Pero la situación cambia si “se profundiza o no se supera en el tiempo más o menos natural” y pasa a lo que se llama “trastorno por ansiedad, que es más conocido en la jerga popular como ‘crisis de pánico’”. Si esto se ahonda se llega a la depresión, “de las cuales hay leves, moderadas, graves y gravísimas”, y en el último caso “puede terminar en el triste desenlace que es el suicidio”.

Salud mental y adicciones

El plan que se pondrá en práctica a partir de 2024 pone el foco en la salud mental y adicciones. Con este objetivo, la Rendición de Cuentas incrementa los recursos en 20 millones de dólares y, entre otras medidas, destina más espacios de internación, nuevos centros 24 horas, ticket gratis para acceder a antidepresivos y el pago de las dos terceras partes del copago para financiar tratamientos para los pacientes que hayan tenido un intento de autoeliminación.

Estos recursos adicionales se distribuirán entre el MSP, Asse, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y la Junta Nacional de Drogas (JND). La implementación incorporará también a otros organismos como la Administración Nacional de Educación Pública (Anep), el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (Inau), intendencias y el Ministerio del Interior, “porque también están las personas privadas de libertad con problemas de depresión, adicciones, suicidios y demás”, comenta el jerarca.

Katz tiene cuatro décadas de experiencia como psiquiatra y considera que “estamos en un momento histórico, en el que se abre una ventana de oportunidades”. Expresa que, “por primera vez” en su trayectoria profesional, el tema de la salud mental y las adicciones “entra en el radar político y el presidente de la República envía un mensaje claro en nombre del Poder Ejecutivo con una inversión que es muy cuantiosa”.

Afirma que “el portal que se abre ahora” da a los profesionales que vienen trabajando durante décadas “mucha esperanza” para brindar solución a este problema “con una hoja de ruta que empiece con tener claro que las enfermedades de salud mental no tienen una evolución paralela a los vaivenes políticos, y que no funcionará si no hay un gesto de generosidad de todos los partidos de transformar esto en una política de Estado que perdure, más allá de que pudieran o no haber cambios de gobierno”.

De todos modos, explica que en este momento ya se está abordando la problemática “porque no podemos esperar hasta el 1 de enero del 2024 para ponernos a trabajar cuando recibamos los fondos”.

En lo que refiere al acceso a la atención psiquiátrica en todo el país, plantea que “el tema no pasa por si hay suficiente” y que se está intentando cambiar “un error conceptual”, ya que los problemas de salud mental “son socio-sanitarios” y “tienen que involucrar a todos los referentes”.

Expresa que el abordaje debe constar de “psiquiatra, psicólogo, asistente social, licenciada en enfermería, enfermera, y hasta el propio personal administrativo que es el telefonista o quien recibe a la persona en la primera visita, que tiene que estar capacitado para recibir a alguien que está pidiendo ayuda porque tiene un padecimiento”.

Considera que para obtener un resultado adecuado se tiene que “involucrar a toda la sociedad”, y que no se puede “correr detrás de la demanda” recibiendo “la consecuencia del problema”. Para disminuirla, dice, “hay que trabajar mucho también con los chicos ya que una de las patologías que predispone a la depresión son las adicciones” y que esto debe abordarse “antes de que ingresen al circuito de las adicciones”, donde “Anep tiene un rol fundamental”.

También subraya el papel que juegan en la prevención “los ciudadanos que trabajan en relaciones laborales, en capital humano en las empresas, la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), las personas que son gestoras de opinión, etc”.

La depresión no distingue edad

Los adultos mayores han aumentado su número de depresión y de suicidios y también la prevalencia creció mucho en los adolescentes. Sylvia Ferraro es psicóloga de orientación psicoanalítica y ejerce desde hace 32 años. Sostiene que hay una “absoluta falta de conocimiento e información en la población para identificar síntomas y mucho más grave en operadores sociales”.

En sus años de profesión ha escuchado “discursos que son de una ignorancia radical” y cómo se “castiga” a quien sufre depresión diciéndole “poné algo de vos, no puede ser que no hagas nada, levántate de esa cama”, teniendo en cuenta que “justamente la depresión quiebra la voluntad y lo que no se puede hacer es demandar e incluso recriminar”.

Lejos de ayudar, afirma que esto es “nocivo” y que se debe “persuadir” al paciente, y en última instancia “llevarlo a un centro de salud o llamar a la emergencia”. Ferraro manifiesta que también hay “fallas importantes en el sistema de salud”.

Eduardo Sobredo, médico psiquiatra, expone tres pilares de la depresión: “el tratamiento clínico/farmacológico, la psicoterapia y lo que haga el paciente que no es sujeto pasivo, ya que tiene que hacer deporte y una cantidad de actividades que lo ayuden a salir de la misma”.

Una clasificación sencilla sería “entre las depresiones endógenas que tienen que ver con mecanismos propios de la persona, que se deprime por cuestiones propias del individuo, y las depresiones reactivas que son las que tienen que ver con sucesos vitales adversos, estresantes o negativos”. Puede ser una enfermedad recurrente.
Uruguay tiene a disposición líneas telefónicas de ayuda, que son atendidas por profesionales con experiencia y están disponibles las 24 horas, todos los días del año.

Línea de Prevención del Suicidio 0800 0767 o *0767.

Línea de Apoyo Emocional 0800 1920.