Para Javier Milei no se trata de un vínculo prioritario; no lo tuvo con Lacalle Pou ni proyecta tenerlo con Yamandú Orsi; escueto mensaje de la Cancillería para felicitar al presidente electo.
Con el canciller Gerardo Werthein dando aún sus primeros pasos en el cargo, y mientras los reacomodamientos internos en la diplomacia nacional aún no cesan, el gobierno de Javier Milei siguió las alternativas de las elecciones presidenciales en Uruguay, en las que el vecino y socio del Mercosur terminó de elegir al sucesor del actual presidente, Luis Lacalle Pou.
El silencio fue la primera respuesta elegida por el Gobierno ante el que, según confirmaron los guarismos iniciales, fue el resultado más alejado de los deseos del oficialismo, con el triunfo del candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, por sobre el preferido de la Casa Rosada, el centrista Álvaro Delgado.
Pasadas las 22 llegó el escueto comunicado de la Cancillería, en el que “felicita al pueblo uruguayo por su ejemplar jornada cívica y saluda al presidente electo Yamandú Orsi por su victoria”. También ratifica el “compromiso de trabajar junto a Uruguay para fortalecer la agenda compartida y el bienestar de ambos países”.
El cambio de mando en Uruguay llega en el contexto de un vínculo que Milei no consideró prioritario en lo que va de su gestión y que difícilmente sea de mayor volumen en los meses que vienen, según fuentes diplomáticas.