Hoy tiene 45 años, puede hablar y busca su derecho a la verdad
El caso de un hombre adulto de Concordia que devela hoy los abusos sexuales a los cuales fue sometido en su infancia por un hermano 8 años mayor, fue derivado de la Justicia de la ciudad de Buenos Aires a los tribunales de Concordia, recayendo en la Fiscalía de Género y Abuso sexual a cargo del Dr. Juan Pablo De Giambattista. Por sus particulares características, el caso podría convertirse en el primer ‘juicio por la verdad’ para una víctima de abuso sexual en la Provincia de Entre Ríos. “Nací en una típica familia bien de Concordia, de esas que callan todo. Y luego de una vida de tratamientos psicológicos y psiquiátricos, el ser escuchado y atendido por el sistema judicial puede significar el comienzo de una nueva etapa en mi vida”, dijo la víctima en DIARIOJUNIO.
Es hijo de una familia tradicional de Concordia y socialmente reconocida por sus valores morales y educación religiosa. Concurrió en su infancia a la escuela privada Monseñor Rosch, del Obispado de Concordia, y luego al Bachillerato Humanista en su adolescencia. “Ninguno de estos ámbitos, ni el familiar ni educativo, funcionaron cuando niño como factores de protección contra el abuso ni como espacios de confianza para el pedido de ayuda y contención”, recordó el hombre. Luego se recibió de psicólogo tal vez para entender o explicar toda esa maquinaria perversa del no poder o no querer ver.
“Las personas adultas que logran denunciar abuso sexual intrafamiliar, generalmente quedan solas en este camino. Una vez que superan la culpa, la vergüenza y el estigma a costa de daños psíquicos, físicos y sociales irreparables, los obstáculos que antes eran internos ahora se reproducen en el exterior”, explicó el denunciante. “Pasan a quedar segregadas y señaladas como una amenaza familiar, desde donde se procura continuar preservando la imagen y la estabilidad a costa del silenciamiento y el ocultamiento: un elevado costo que las víctimas de abuso intrafamiliar cargan en sus hombros. Una vez que logran hablar, sus palabras son puestas en duda, y hasta se naturaliza y justifica la agresión sufrida”, añadió.
El debate por la prescripción
La causa está caratulada como “R.N.M: s/ Denuncia Leg 6935/21”, y cuenta con el asesoramiento legal de los Dres María de los Ángeles Petit y Matías Llados. En diálogo con DIARIOJUNIO, la letrada adelantó que analizan los caminos procesales a seguir “teniendo en cuenta que la causa pone nuevamente en debate la prescripción de los casos de abusos sexuales en niños que son denunciados muchos años después, cuando como adultos logran hablar”
Y aclara: “Si bien Argentina avanzó en este sentido con la Ley Piazza, aprobada en el año 2015, lo cierto es que el principio de irretroactividad de las leyes no puede aplicarse sobre los delitos de abusos cometidos en personas que hoy están en una franja de edad como la que tiene este hombre, 45 años en este caso”.
La víctima “busca sacarse ese peso de encima porque no puede avanzar con su vida”, resumió Petit, y detalló: “Hoy adjunte los informes de 6 especialistas y todos concuerdan en que no logra superar el trauma porque no puede expresarlo. Tiene que hablar y tienen que escucharlo. Su derecho a la verdad es a decirla y a que la justicia reconozca que hay un victimario, aunque en este caso la reparación sería más psicológica que condenatoria”.
¿Qué es y ‘el Derecho a la verdad’ y cómo sería la condena?
“Los juicios por la verdad son orales y públicos, y ante la prescripción del delito pueden servir para que la persona que los haya sufrido pueda alcanzar algún tipo de reparación, más allá de que al condenado no se le aplique una pena efectiva concreta. En este camino hacia la reparación de los daños, el acceso a la justicia es el reclamo de quienes sobreviven al abuso sexual intrafamiliar. El derecho a ser escuchados, el derecho a la verdad y a la reparación de esos derechos de infancia que les fueron arrebatados y donde el Estado, como principal garante, no logró instrumentar los factores para su protección”, explicó la abogada.
“La víctima hoy, después de muchos años, puede y está dispuesto a enfrentar este proceso consciente de que no va a ser un camino fácil, pero que es parte del cambio de miradas que inexorablemente debe tener la justicia, especialmente en las causas de delitos sexuales”, destacó.
Y concluyó: “Los tiempos que le lleva a una persona poder expresar en palabras y delante de terceros los hechos que vivió y el dolor que sufrió, no pueden estar acotados por una ley. Su necesidad de ser escuchado y lograr una reparación, puede debe ser atendido por el sistema judicial.
Fuente: DiarioJunio