Ayer en la tardecita noche Salto, tu ciudad, tus amigos, tus colegas, tus queridos y respetados pacientes, quedamos sin palabras en “shock” como decimos, deseábamos que fuera una noticia falsa, pero lamentablemente no fue así.
Amabas como pocos la natación, y unos días atrás posteaste en tu Facebook, “Hola, les cuento que voy a hacer el intento de cruzar el Río de la Plata nadando. La ventana es del 1 al 10 de febrero. Estoy esperando que me habiliten según tiempo, marea y permiso de Prefectura. Gracias a todos lo que han ayudado a que me pueda sacar las ganas”.
Llegó ese día tan ansiado y soñado por vos para intentar cruzar el Río de la Plata nadando, 1º de Febrero del 2024 a la madrugada saliste desde Colonia rumbo a la Provincia de Buenos Aires, Argentina, seguimos la travesía mediante un link, verte bracear y escuchar las palabras de aliento de Octavio, tu hijo, también nadador destacado de tu hermosa familia. Para nosotros lo lograste porque estuviste a punto de pisar tierra argentina pero anda a saber por qué, la vida, el destino o qué decidieron que tu inmenso corazón dejara de latir a 1.500 metros de tu meta, Punta Lara. Nos dejaste haciendo lo que más te gustaba hacer luego de ejercer tu profesión de médico cirujano en tu querido Hospital Regional Salto y en la mutualista local.
Campechano como pocos, para tus amigos de siempre ” el chino Leal “, para otros, ” el Dr. Leal hijo ” ya que compartiste la misma profesión que tu papá, con nosotros la prensa siempre estuviste dispuesto, nunca cambiaste.
Recuerdo perfectamente la nota de semblanza que te hice muchos años atrás en Radio Arapey y terminaste con los ojos llenos de lágrimas al recordar las tardecitas de los domingos de tu infancia de la mano de tu mamá y tus hermanas en Montevideo…
Mi cirujano, el que se involucraba en causas por los más débiles, recuerdo perfectamente una mañana invernal como pocas en Salto y el pedido desesperado de una madre para que internaran a su hijo aunque sea unos días para poder ayudarlo en su adicción, te llamamos y allá te presentaste en la emergencia del Hospital, no sólo que pediste que lo internaran al jovencito sino que los acompañaste hasta la sala.
Mi consultor cualquier día y a cualquier hora, mi confidente en temas difíciles, Querido Doc, no hay despedidas, quiero que sepas dondequiera que estés, estarás por siempre en nuestros corazones recordándote con esa sonrisa inigualable…
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