Desde que asumí mi segundo período como diputado nacional, he redoblado mi compromiso con el rol que me toca ejercer: ser un nexo firme entre el gobierno nacional y la realidad territorial del interior del país. No solo representar a Salto, sino a todo ese Uruguay que empieza al norte del Río Negro y que, lamentablemente, sigue siendo postergado.
Este nuevo período legislativo nos encuentra discutiendo el presupuesto nacional, y es ahí donde quiero poner el foco: en que no se puede seguir elaborando políticas públicas desde Montevideo como si el país terminara en Canelones. El interior profundo necesita ser escuchado, y para eso estoy aquí.
En estas primeras semanas he mantenido reuniones con autoridades de Salud, Transporte, OPP, ANDE, Turismo y Ganadería. ¿Por qué? Porque quienes vivimos en el norte del país conocemos de primera mano las urgencias que enfrentan nuestras comunidades. En salud, por ejemplo, la desigualdad regional es escandalosa. Tenemos falta de especialistas, escasez de medicamentos y graves carencias en infraestructura de emergencia. Las listas de espera para una consulta con un especialista son inaceptables, y eso lo vive cada familia que espera semanas o meses por una respuesta.
Durante los gobiernos del Frente Amplio se impulsaron iniciativas valiosas como la telemedicina o las clínicas móviles. En el último gobierno nacional, muchas de esas políticas han quedado abandonadas, y con ellas, miles de uruguayos han quedado nuevamente a la intemperie en materia de salud. Me duele ver cómo se retrocedió cuando ya habíamos avanzado. No se trata de discursos, se trata de acciones concretas. Por eso mantendremos un vínculo cercano y fluido con el Ministerio de Salud Pública y las autoridades de ASSE para que den respuesta, no solo a mí, sino a los jubilados, las mujeres embarazadas, los niños y niñas del interior que no pueden esperar más.
La reunión con la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE) fue especialmente relevante porque el desarrollo productivo del norte necesita más herramientas, más financiamiento y más apoyo a los emprendedores locales. Dialogamos sobre la necesidad de fortalecer las cadenas de valor regionales, apoyar a las mipymes con políticas diferenciales y promover el empleo juvenil en sectores estratégicos. No hay desarrollo territorial sin desarrollo económico, y eso exige un compromiso real con la descentralización de oportunidades.
Espero pronto reunirme con autoridades de Vivienda y con MEVIR. La vivienda digna es otro derecho que no puede depender del código postal. Nuestra coordinación con las autoridades departamentales y con programas como Avanzar nos ha permitido alcanzar soluciones para barrios salteños como La Amarilla y La Esperanza, pero necesitamos más. Necesitamos que el presupuesto nacional refleje esa necesidad, que contemple más canastas de materiales, más lotes con servicios, más apoyo a cooperativas. La vivienda rural también es parte del Uruguay que defendemos. No puede haber ciudadanos de primera y de segunda según dónde vivan.
Mi rol es claro: ser la voz del norte en el Parlamento. Estar donde hay que estar. Defender con fuerza y con argumentos a quienes durante años han sido olvidados. Y seguir recorriendo, escuchando y trabajando, como lo hice siempre.
Porque representar no es sentarse en una banca: es ser un puente vivo entre las necesidades de la gente y las decisiones del Estado. Y mientras me toque ocupar este lugar, no voy a dejar de alzar la voz por ese interior que exige y merece justicia.
Álvaro Lima
Diputado Nacional
